Alemania decidió detener el tren que funciona con hidrógeno

Baja Sajonia era el territorio en el que, en agosto pasado, comenzaba a funcionar como servicio público, uno de los tantos proyectos de trenes impulsados por hidrógeno. Luego de 4 años de experimentación con dos formaciones prototipo, el desarrollo realizado por Alstom como apuesta para reemplazar los trenes diésel y los eléctricos, tiene su unidad llamada Coradia iLint.

Se trata de un tren que funciona con la tecnología de pila de combustible de hidrógeno, es decir, que utiliza este componente que se encuentra en el agua junto al oxígeno, para convertirlo en electricidad y de ese modo propulsar motores eléctricos. Es el mismo principio con el que funcionan actualmente los Toyota Mirai y los Hyundai Nexo en las calles europeas.

La necesidad de abordar el problema de las emisiones contaminantes de todos los medios de transporte, no solo de los vehículos que transitan calles y rutas, que incluye también a los medios aéreos y marítimos, pero con distintas necesidades en cada caso. Los trenes, específicamente, presentan la dificultad de montar vías eléctricas en zonas de acceso complejo como la altas montañas, donde ya existen las vías para trenes diésel, pero la inversión en electrificar esos tramos es demasiado alta.

Por esa razón se tomó el proyecto de uso del hidrógeno como la alternativa más viable, que pudiera aprovechar la infraestructura ya instalada de la red ferroviaria asumiendo el costo del hidrógeno, que además no genera gases de efecto invernadero.

Sin embargo, y después de haber comprado 14 formaciones de Coradia iLint para establecer una línea completa que funcionara con esta tecnología, extrañamente se ha decidido pausar el proyecto y dejar los trenes detenidos, fuera de circulación.

Las razones esgrimidas por el propio Ministerio de Transporte de la región son que “esta tecnología no pudo imponerse en ninguna de las rutas examinadas en Baden-Württemberg, debido a la infraestructura y las características operativas.”

Si bien aspectos como el menor impacto ambiental y la utilización de las vías existentes son dos puntos fuertes sobre los que estaba fundamentado el desarrollo del tren propulsado por hidrógeno, el costo de la infraestructura de reposición del combustible, la eficiencia, el consumo de energía y el costo y disponibilidad del hidrógeno, han determinado que la ecuación de largo plazo no parezca rentable frente a las otras dos opciones.