Según el más reciente estudio de BloombergNEF, hoy casi 20 millones de pasajeros usan este tipo de vehículos, y se espera que para 2025 la cifra se haya más que triplicado, llegando a los 77 millones, lo que representará el 6% de la flota global. Hacia 2040, se calcula que más de 750 millones de VEs circularán por el mundo y movilizarán a más de 700 millones de pasajeros, alcanzando una cuota global de ventas del 60% (en algunos de los países más desarrollados podría ser superior al 75%).
El tema avanza poco a poco, por lo que estamos en el momento adecuado de poner los puntos sobre las íes, de manera que el camino hacia la electromovilidad nos lleve al éxito en la estrategia.
Mirar más allá del vehículo, hacia la colaboración, interoperabilidad y estandarización
Para los operadores de flotas, la tendencia hacia el uso de VEs trae ventajas como mayor rendimiento y menor costo total de propiedad (TCO), gracias a costos más bajos de mantenimiento y combustible. Pero también implica la necesidad de evolucionar las prácticas tradicionales de gestión de flotas con nuevos procesos y tecnologías. Garantizar el éxito de la iniciativa requiere, como primer paso, de una colaboración total entre jugadores tradicionales y nuevos –incluyendo OEMs de transportes y sus proveedores de componentes, fabricantes de baterías, empresas de servicios eléctricos, operadores de vehículos de flotas, desarrolladores de infraestructura de carga y más–.
Por supuesto, desde el inicio del proceso, también es crucial elegir proveedores que no sólo respalden al operador de flotas a lo largo del ciclo de vida de la planificación, implementación y gestión de VEs, sino cuyos productos y sistemas evolucionen de forma iterativa con los estándares en curso y los cambios de distribución de energía para asegurar la interoperabilidad.
A diferencia de los modelos de gasolina o diésel, los sistemas de carga eléctrica son inteligentes e incorporan gran cantidad de datos y controles para alimentar a los vehículos de la manera más eficiente y económica posible. El valor está en aprovechar sistemas interoperables que automatizan el intercambio de datos entre la computadora a bordo del VE, el procesador del cargador eléctrico y el sistema de software administrativo de la flota. Al recopilar, consolidar y analizar todos estos datos, los administradores de flotas reducen sus costos operativos y aumentan la eficiencia de la cadena de suministro, al tiempo que mejoran la sustentabilidad.
Un punto clave para lograr la interoperabilidad entre sistemas y dispositivos es la estandarización de los diversos aspectos del proceso de electrificación (incluyendo la mecánica, la eléctrica, el software y las comunicaciones). En este punto, actualmente hay dos retos principales: por un lado, dichos estándares deben seguir el veloz ritmo de la evolución del mercado de vehículos eléctricos, por otro, es necesario que todos los jugadores implicados en esta industria hagan uso de ellos.
Al igual que Siemens, muchos otros jugadores en el terreno de carga y vehículos han adoptado diferentes estándares, como OCPP e ISO15118, que permiten la gestión de la entrega de energía a un vehículo para que el usuario obtenga, por ejemplo, tarifas más económicas de acuerdo con una preconfiguración del software de gestión del cargador. Pero aún hay proveedores que están optando por enfoques patentados, lo que redunda no sólo en el bloqueo del propio proveedor, sino también en que haya interpretaciones diferentes, al multiplicarse los casos de uso entre un cliente y el OEM de su VE.
Es innegable que un socio que conozca a fondo los requisitos de la infraestructura de carga de vehículos y que se adhiera completamente a los estándares de la industria, podrá ayudar a impulsar el mercado y a promover la interoperabilidad durante la vida útil de la infraestructura de vehículos eléctricos de las flotas, logrando un ganar-ganar para los clientes u operadores, la industria de la electromovilidad y el planeta.
Fuente: Global Energy