El hidrógeno presenta una alternativa a los vehículos EV realmente interesante. Existen dos formas de utilizar este gas en las unidades de potencia de cualquier coche: mediante un motor de combustión interna adaptado o mediante una pila de combustible capaz de generar electricidad para almacenarla en una batería y usarla en la propulsión.
Motores de combustión de hidrógeno
El mayor impulsor de esta clase de tecnología es Toyota y Yamaha. Hace meses, se difundió que ambas compañías están desarrollando un motor V8 de hidrógeno. Incluso en competición, los japoneses propietarios de Lexus ya demuestran que eso es posible con el Corolla.
Uno de las grandes ventajas que impulsan a Toyota a investigar y recorrer este camino es el sonido que producen estos coches de hidrógeno, muy similar al que conocemos derivado de la gasolina. Sin embargo, aún se presentan algunos inconvenientes.
A nivel de funcionamiento, se trata de exactamente el mismo concepto que un motor de combustión convencional, pero con un depósito, sistema de inyección y escape adaptado a los requerimientos de este carburante.
Estos propulsores son, desafortunadamente, hasta un 30% menos eficientes que sus competidores de pila de combustible. De hecho, los deportivos de carreras de Toyota cuentan con una autonomía en pista de poco más de 40 kilómetros. Por no hablar de que también emiten cierto nivel de gases contaminantes en su funcionamiento.
Pila de combustible de hidrógeno
Los coches con pila de combustible poseen una especie de depósito donde el hidrógeno y el oxígeno reaccionan entre sí químicamente produciendo electricidad y vapor de agua. Esa electricidad puede ser almacenada en una batería y usarse para mover al vehículo y sus motores.
Si bien, estos coches no pueden recargarse en la red eléctrica convencional y siempre deberán disponer de hidrógeno suficiente para alimentar la pila de combustible, lo que obliga a tener una dinámica de repostaje similar a la que vivimos con la gasolina.
Desafortunadamente en la actualidad, apenas hay modelos de este tipo (como el Toyota Mirai) y los pocos disponibles son realmente caros. Por no hablar de que una de las grandes desventajas es que los puntos de carga de hidrógeno líquido son prácticamente inexistentes en España y su precio es realmente elevado.