“Lima y Callao enfrentan una de las peores crisis de transporte y calidad del aire en América Latina. Caos, informalidad, contaminación y largos tiempos de viaje forman parte del día a día de millones de ciudadanos”, afirmó el jefe de Imagen Institucional de Transportes Metropolitanos de Trujillo, Franco Aguilar.
En ese contexto, el proyecto Rutas Verdes, impulsado por la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), aparece como una de las apuestas más ambiciosas y necesarias del Estado peruano en materia de movilidad sostenible.
Este plan propone una transformación real: buses 100% eléctricos, rutas integradas, altos estándares de eficiencia y cero emisiones contaminantes. Las dos primeras rutas seleccionadas la 1001 (San Isidro-Surco) y la 1002 (La Punta-Lima Este) han sido diseñadas estratégicamente para cubrir zonas desatendidas, con alto potencial de conexión al Metro, al Metropolitano y a los corredores complementarios. Se estima que beneficiarán a más de 150 mil personas desde el primer día de operación.
“El cambio no es solo tecnológico, es estructural”, reflexionó Franco Aguilar. La implementación contempla carriles exclusivos, un sistema de recaudo único desde 2025 y una operación más rápida y digna para los usuarios. La ATU, con apoyo de la cooperación suiza y más de 40 operadores interesados, ha trazado un horizonte claro: el inicio de operaciones en 2027, con 95 buses eléctricos de última generación y autonomía de 200 kilómetros.
“Esta es una señal importante de que el Estado sí puede liderar políticas públicas sostenibles, siempre que haya decisión técnica, voluntad política y articulación multisectorial. Pero no basta con buenas intenciones”, subrayó. La electromovilidad debe ser prioridad de gobierno, con incentivos claros para los operadores, garantías financieras, continuidad de políticas y, sobre todo, participación ciudadana activa.
“Rutas Verdes no puede ni debe fallar”, comentó Franco Aguilar, pues representa una oportunidad histórica para reconstruir la confianza en el transporte público y recuperar el derecho ciudadano a movilizarse con seguridad, rapidez y sin afectar el medio ambiente. “Lima necesita respirar, y este proyecto puede marcar el inicio de una nueva etapa para nuestras ciudades”, sostuvo.
“Que no quede solo en el papel. Que no sea una promesa más. Porque si algo necesita urgentemente el Perú, es que el transporte público vuelva a ser un motivo de orgullo, no de resignación”, declaró el jefe de Imagen Institucional de Transportes Metropolitanos de Trujillo.